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FASES DEL ENTRENAMIENTO EN AUTOCONTROL



la tecnica de adquisicion de autocontrol consta de 4 fases



1. Auto-observación

Para poder intervenir en una conducta lo primero que debe saber el sujeto es detectarla, darse cuenta de su ocurrencia.

2. Establecimiento de objetivos

El paciente habrá de decidir qué nivel de control quiere alcanzar sobre la respuesta conflictiva (por ejemplo: dejar de fumar en determinadas ocasiones, sólo en momentos puntuales)

3. Entrenamiento en técnicas concretas y establecimiento de criterios de ejecución

En esta fase en función de los objetivos establecidos y de los datos obtenidos por medio de la autobservación se deciden las técnicas concretas de autocontrol que serán entrenadas.

4. Aplicación de las técnicas en el contexto real

Una vez llevado a cabo el entrenamiento en la consulta, se pasa a la puesta en práctica de lo aprendido en la vida diaria. Los pass que el sujeto ha de seguir para enfrentarse a una situación real son:

- auto-observación: identificación de la situación problema

- aplicación de la técnica adecuada a la situación

- autoevaluación

-autorrefuerzo o autocastigo

- autocorrección

- revisión de las aplicaciones con el terapeuta

TRATAMIENTO HABITOS NERVIOSOS

Los siguientes procedimientos constituyen los pilares del Tratamiento de hábitos nerviosos, Azrin, 1987 

Motivación: Se ayuda al exámen y la comprensión acabada de los inconvenientes y dificultades que el hábito produce. 

Conciencia: Como el hábito es prácticamente automático es preciso que el paciente sea sensible a los detalles y hábitos secundarios; generar consciencia implica conocer la especificidad de la conducta que va a modificarse.

Reacción de competencia: Es aquella que permite el control del hábito, consiste en el aprendizaje de una conducta incompatible con él. 

Reacción correctiva: Se trata de la conducta que puede neutralizar el hábito mientras ocurre. 
 
Reacción preventiva: El paciente realiza la reacción incompatible con el hábito cuando ya puede reconocer el impulso, se impide que el hábito sea iniciado venciendo la tentación de ejercerlo. 

Comportamiento asociado: Este procedimiento permite reconocer aquellas conductas que están enlazadas al hábito pudiendo evitarlas (tocar una hebilla por ejemplo). 

Situaciones que tienden al hábito: La toma de conciencia posibilita que muchas situaciones sean asumidas como “de riesgo”, practicándose en ellas la reacción de competencia sin ser sorprendidos por el hábito (hablar por teléfono, estudiar, ver TV, etc.)-. Varían en cada paciente, damos con ellas a partir de la evaluación en la primer fase de trabajo.

Entrenamiento en relajación: El paciente ejercita métodos de relajación para disipar su ansiedad cuando se siente nervioso o en situaciones proclives al hábito. 

Apoyo social: El armado de un red social afectiva, por pequeña que sea, ayuda a cobrar conciencia del hábito, a no realizarlo, y a sentir más gratificación cuando este es eliminado por completo. 

Práctica: Las distintas técnicas se ensayan hasta que se tornan automáticas. 

Ensayo simbólico: La práctica imaginaria de distintas situaciones permite el afrontamiento del hábito con mayor eficacia. 

Exhibición de la mejoría: Luego del proceso terapéutico se buscan distintas situaciones/actividades que antes se han evitado, se expone al paciente a ellas en forma deliberada para reforzar los logros e interiorizar los cambios. 

Registro: Se llevará un registro diario donde sea medida la frecuencia del hábito y consten los progresos.

CLEPTOMANÍA

robar sin necesidad es una falta de control de impulsos denominada cleptomania
La cleptomanía es un impulso incontrolable de robar objetos (en muchos casos sin ningún valor) y fue descrita por vez primera en el año 1816. En aquella época el médico suizo Mathey afirmaba al respecto: “es una forma particular de locura caracterizada por la tendencia a robar sin ningún motivo ni necesidad”. Desde entonces esta entidad psicopatológica ha sido centro de controversias no sólo entre psiquiatras y psicólogos sino también en el ámbito judicial.

En la actualidad se conoce que aproximadamente el 5% de las denuncias realizadas por robos, sobre todo por parte de mujeres, corresponden a personas enfermas que experimentan una gran ansiedad antes de realizar el hurto. Lo curioso es que después del robo se sienten tan culpables que casi siempre terminan devolviendo el objeto robado.

La prevalencia de cleptomanía no puede precisarse con exactitud pero se estima que aproximadamente 6 personas de cada 1000 experimentan en algún momento de su vida esta compulsión. Se afirma que en los Estados Unidos la cifra de cleptómanos asciende a 1.2 millones de personas.

La cleptomanía está considerada como un trastorno del control de los impulsos y surge como consecuencia de un malestar generalizado que generalmente se vincula a estados de depresión y ansiedad. Se afirma que las emociones negativas que se vivencian antes del hurto son tan fuertes que la persona siente la necesidad de robar para poder calmarlas. En este momento la tensión es tan alta que resulta incontrolable, si bien la persona tiene conciencia en todo momento del acto que está realizando.

En esencia sería un mecanismo bastante similar al de la compra compulsiva o las adicciones. Cuando el cleptómano roba el objeto, inmediatamente experimenta un alivio de la tensión, si bien posteriormente puede experimentar grandes sentimientos de culpa y remordimientos.

Generalmente la cleptomanía afecta al género femenino y a personas que se dejan llevar por sus emociones. Cuando se atraviesa por un momento particularmente estresante, los impulsos cleptómanos suelen ser más fuertes. De la misma forma, estos impulsos se intensifican cuando la persona se encuentra en una situación donde puede hurtar algún objeto.

Existen básicamente tres tipos de cleptomanía. En primer lugar hallamos aquella que se realiza de manera esporádica donde existen largos intervalos de tiempo entre un robo y otro. También existe la cleptomanía episódica, en cuyo caso los robos son más frecuentes pero existen periodos de remisión y, finalmente, puede mencionarse la cleptomanía crónica, que fluctúa a lo largo de la vida pero los episodios de robo son bastante frecuentes hasta el punto que constituyen un problema para la persona.

El tratamiento de la cleptomanía puede ser farmacológico y/o comportamental. En muchas ocasiones se suministran antidepresivos en aras de regular los niveles de serotonina. Una técnica psicológica muy interesante que suele aplicarse con excelentes resultados es la destrucción de los objetos robados. De esta forma la persona rompe simbólicamente con esta etapa de su vida e inicia un nuevo camino.

También se aconseja que las personas compartan sus experiencias, pensamientos y sensaciones con alguien de confianza que incluso puede actuar como “vigilante” para prevenir futuros robos. Por último, se recomienda que la persona busque sensaciones positivas en otras actividades como practicar deporte o emprender algún hobby. De hecho, se afirma que el mayor antídoto para las conductas compulsivas es vivir emociones positivas intensas que brinden la sensación de plenitud ya que así mejora el estado de ánimo y desaparece la necesidad de cometer pequeños hurtos.